E S C R I T O P O R : D E F E N S A D I G I T A L
“Recuerdo ese día como si fuera ayer. Camino a la universidad diviso vehículos militares y soldados en las afueras de una residencia, el nerviosismo de estas personas era evidente y mi imaginación empieza a elaborar historias sobre lo que allí está sucediendo. Un helicóptero pasa frecuentemente a baja altura haciendo gala de sendas ametralladoras en manos de combatientes. El corazón me palpita tan fuerte que lo siento en la boca. Mi carro no tiene radio y no sé lo que está pasando.
Me cuentan que el ejército halló un reducto insurgente oculto en una casa residencial, apresaron a varios guerrilleros y confiscaron armamento junto con panfletos de propaganda subversiva. Mi respiración no deja de ser agitada y entrecortada, tengo un nudo en el estómago.
Ya ha oscurecido. Toca entrar al salón de clases, tanto alumnos como catedráticos intentamos enfocarnos en el tema del día cuando la realidad es que la atención de todos está en si seguir allí o prudentemente salir de allí. La respuesta no se hace esperar cuando las luces se apagan en el salón y, al ver hacia la ciudad, la oscuridad ganaba terreno poco a poco, seguida del retumbo del estallido de bombas colocadas en edificios en la zona 4.
Indiscutiblemente había que retirarse. Y así lo hice a lo largo de los años 80. Esta y otras veces más.”
La narración anterior es la vivencia de una persona en época del conflicto armado interno, ¿se podría decir que es una buena historia? Probablemente, aunque me atrevería a decir que no hay historias buenas o malas sino hechos que se integran a la personalidad del autor y a su forma de interpretar la realidad que le rodea.